La reina de los mares (I)
A partir de abril, cuando se levanta la veda, y durante todo el verano, la reina de los mares se convierte en uno de los protagonistas destacados de nuestra oferta culinaria. En Sa Nansa ofrecemos la langosta conforme a diferentes recetas tradicionales, entre ellas la célebre caldereta, pero también de modos más plebeyos, por ejemplo frita con patatas, pimiento, ajo y huevos. Contaremos cómo se elabora este plato en nuestro próximo artículo. Antes, queremos contar cuatro curiosidades acerca del crustáceo más cotizado. Según el gran escritor catalán Josep Pla, el éxito de los crustáceos radica en que no tienen espinas y la gente puede comerlos relajadamente, cosa que no sucede con un congrio o un salmonete. Tanto él como otro maestro de la gastronomía, el gallego Julio Camba, son partidarios de comer la langosta asada en su propia cáscara sobre las brasas. No hace falta comerse el caparazón, que era lo que solía hacer el escritor francés Víctor Hugo. En opinión de Camba, este tipo de inutilidades es muy propia del poco sentido práctico de los poetas. Por su parte, el valenciano Lorenzo Millo cuenta que “la pálida luna” influye notablemente sobre los crustáceos. Así, “con el creciente engordan; con luna llena están en su momento óptimo; con el menguante, adolecen, y con la luna nueva están flacos y esmirriados”. Millo cita la caldereta como una de las grandes recetas dedicadas al Palinurus vulgaris y apunta que eso de vulgaris debe tratarse de “una ironía científica”. Volviendo a Pla, destacar también la langosta a la catalana, que se hace guisada con un sofrito de abundante cebolla, ajo y un poco de tomate, más una picada de almendras, avellanas, azafrán, pan torrado y una pizca de chocolate, sin olvidar las interioridades del crustáceo. Una combinación “excelente y que puede resistir muchas comparaciones arriesgadas”.
- Publicado en: Productos ♦ Josep Pla ♦ Julio Camba ♦ Langosta ♦ Lorenzo Millo ♦ Sa Nansa
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